18/2/15
La minería subterránea, ¿es mejor?
“La idea
del pasado de practicar la minería a cielo abierto en Colombia es cada vez más
complicado… porque es difícil llegar a un acuerdo con las comunidades y con las
instituciones ambientales”, expresó el vicepresidente de la minera Gran
Colombia Gold en un reportaje.
¿La minería
a “cielo abierto” ya no sirve?, ¿debemos proponer una minería descafeinada?, ¿algo
así como una “minería light”?: sería razonable, si las comunidades se opusieran
a la minería porque es a “cielo abierto”, y entonces, convirtiendo los proyectos en subterráneos,
esa dificultad se superara. El problema, es que no siempre podemos elegir entre
a “cielo abierto” o subterráneo, y cuando es posible, tiene costos…
¿Es la
comunidad la que se opone?: Sabemos que NO, la oposición antiminera surge de
activistas que aprovechan el natural desconocimiento de la gente, para
manipularla mediante el temor, instalando slogans sin fundamento técnico alguno
y con alto impacto emocional, imponiendo su discurso como lo “políticamente
correcto”. Discurso que es aprovechado por políticos demagogos para hacer
negocios electorales, y por algunos empresarios que no quieren enfrentar la
competencia que les plantea la minería, al no querer abonar mejores sueldos ni
mejorar las condiciones de trabajo.
Y la
pregunta fundamental: ¿sirve para algo reformular el proyecto para hacerlo
subterráneo, si eso fuera posible?, ¿los “ambientalistas” se quedarán
conformes?, ¿habrá menos “conflictividad social”?, ¿se justifica el precio?
¿Cuándo se
hace minería a “cielo abierto"?
La
naturaleza dispuso el mineral y el hombre busca la forma más eficiente y segura
de extraerlo. Hacerlo a “cielo abierto” no es decisión de unos gerentes malos,
es una opción técnica, que depende de las condiciones geográficas, distribución
del mineral, de los costos, y hasta del clima. Incluso un mismo yacimiento
puede ser puesto en producción en parte a “cielo abierto” y en parte
subterráneo a lo largo de su vida, en forma consecutiva e incluso simultánea.
El mineral
extraído, tanto de una mina subterránea como a “cielo abierto”, puede ser
procesado a la intemperie, o en instalaciones industriales bajo techo, y eso
también es una decisión técnica. En el caso particular de Colombia, en gran
parte de las áreas potencialmente auríferas, el clima impide realizar lixiviación en pilas
a “cielo abierto”, y la recuperación del oro se debe hacer en instalaciones
industriales cerradas. A “cielo abierto” sólo se hace la extracción de las
rocas, el mismo procedimiento que se usa para obtener materiales de
construcción, minerales industriales, calizas para cemento y la mayoría de los
productos mineros con que se construye todo lo que nos rodea.
Convertir
un proyecto a “cielo abierto” en subterráneo ¿es gratis?, NO, es destruir
mineral…
Por regla
general, ley y volumen son inversamente proporcionales: un yacimiento tiene un
pequeño sector con mucha proporción de mineral de interés (alta ley) y mayor volumen
de roca de menor valor: a mayor volumen, menor ley. Esas rocas de menor ley sólo podrán ser procesadas si son
mezclados con mineral de alta ley.
De ser
técnicamente posible, convertir un proyecto a “cielo abierto” en subterráneo, significa extraer sólo las rocas con mayor
valor, sacrificando un gran volumen de mineral de baja ley, que sólo hubiera
podido ser procesado junto al de alta ley. Ese mineral no podrá ser beneficiado,
ya que no hay con que mezclarlo: se ha destruido parte del yacimiento.
Convertir
un proyecto a “cielo abierto” en subterráneo es achicar el yacimiento, es perder
valor: menos inversión, menos años de producción, menos demanda de bienes y
servicios, menos trabajo y menos tributos que recauda el Estado.
¿Una
ventaja?: La minería subterránea disminuye el impacto visual, impacto que para
la extracción a “cielo abierto”, se resuelve con la adecuada restauración en el
cierre de mina.
¿Subterráneo
o a “cielo abierto”?, veamos los números…
Tan sólo
como ejemplo, tomamos el cálculo económico del proyecto Loma Larga, antes denominado Quimsacocha (Azuay,
Ecuador), según un informe del 2006. Las cifras del proyecto, si bien
no actualizadas, nos dan una buena idea comparativa de ambas posibilidades de
extracción para ese momento.
Proyecto
SUBTERRÁNEO: 7.754.000t con una ley de 5,95g/t de oro, 37,1g/t de plata y 0,22%
de cobre, para producir 203.186oz de oro, 588.382oz de plata y 2.361t de cobre
durante 7,4 años. Una inversión de US$137 millones, con una tasa interna (TIR) de
retorno de 16,4% y un valor presente neto (VAN) antes de impuesto de US$149 millones.
Proyecto A “CIELO
ABIERTO”: 14.702.000t con una ley de 4,94g/t de oro, 30,7g/t de plata y 0,19%
de cobre para producir 281.159oz de oro, 810.332oz de plata y 3.398t de cobre
durante 8.4 años. Una inversión de US$264 millones, con una tasa interna de
retorno (TIR) de 14,4% y un valor presente neto (VAN) antes de impuesto de
US$210 millones.
En resumen,
el proyecto subterráneo es 47% más chico en volumen y extrae el 72% del oro y
plata, y el 69% del cobre que el proyecto a “cielo abierto”, sacrificando más
del 25% de las reservas. A pesar que el VAN es sensiblemente inferior, la TIR
del proyecto subterráneo es superior (16,4 vs. 14,4) y requiere sólo el 52% de
la inversión.
En este
caso, optar por la extracción subterránea es económicamente lógico, y esa
elección implica menos inversión, más rentabilidad, menos consumo de bienes y
servicios, menos generación de impuestos, menor nivel de actividad económica y
laboral, y un año menos de vida. A pesar de haberse elegido desde un principio
la extracción subterránea, el proyecto sigue sometido a la oposición del activismo ambientalista.
Algunos intentaron
con la “minería light”, ¿cómo les va?
Como
ejemplo, mencionamos dos proyectos que originalmente fueron formulados para ponerse en producción a “cielo abierto”
y luego rediseñados para extracción subterránea:
PROYECTO SUYAI
(ex El Desquite – Chubut, Argentina): En la presentación del nuevo proyecto SUYAI se indica: “Hasta el año 2008, el yacimiento
había sido proyectado para ser gestionado bajo la denominada técnica de minería
a Cielo Abierto y con lixiviación en solución de cianuro para la recuperación
del oro y la plata. Fruto de 3 años de diálogo y negociación con la comunidad,
Minas Argentinas S.A. está en condiciones de anunciar que además de que su
Proyecto Suyai ya no es a Cielo Abierto, cuenta con la tecnología suficiente
como para recuperar el mineral sin la necesidad de utilizar cianuro”.
PROYECTO ANGOSTURA (Santander, Colombia): Concebido originalmente para extracción a “cielo abierto”, en
el 2011 es rediseñado para ser subterráneo.
No les fue
muy bien: Si bien en ambos casos se logró cierto impacto mediático, y parte de
la comunidad percibió los proyectos como ambientalmente más amigables, la
oposición antiminera y el uso político de sus argumentos siguieron vigentes. Escaso
resultado y un costo muy alto, un costo que debemos explicarle a la comunidad y
a los funcionarios que creen que alegremente se puede dejar de extraer a “cielo
abierto” y pasar a subterráneo. Cuando es posible tiene costos, y los termina
pagando la comunidad en actividad económica y laboral, y el Estado en impuestos
no cobrados.
Ellos van
por todo…
Creer que
la oposición antiminera va a cesar en su empeño en impedir la actividad porque
una mina se convierta en subterránea, es muy ingenuo. Aquellos proyectos a
“cielo abierto” que fueron reformulados a extracción subterránea, sacrificando
reservas, años de vida, trabajo e impuestos, con la ilusión de satisfacer las
exigencias “ambientalistas”, terminaron enfrentando similar oposición
irracional.
Creer que
el problema es a “cielo abierto”, es no entender que el “fundamentalismo ambientalista”
se opone a todo, va por todo… también por la “minería light”.
NOTA: El
concepto de “minería light” fue tomado prestado de Ricardo Alonso, expresión publicada
en el editorial de Daniel Bosque en Mining Press, gracias Ricardo…
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