27/7/16
Recursos naturales, ¿maldición u oportunidad?
¿La "maldición de los recursos naturales" funciona
en Noruega, Suecia y Namibia?
La "maldición de los recursos naturales", una variante peyorativa de la "enfermedad holandesa",
intenta explicar la supuesta "paradoja de la abundancia", aplicable a
algunos países y regiones que no han sabido convertir la riqueza obtenida con
la extracción de sus recursos naturales, especialmente no renovables, en
crecimiento económico y desarrollo de la comunidad.
La "maldición de los recursos naturales" se ha
convertido en argumento de los opositores a la actividad minera y petrolera,
estableciendo una falsa relación directa entre producción y subdesarrollo. Una
visión maniquea, que deja de lado numerosos factores que condicionan el crecimiento
y desarrollo de los países. Veamos algunos ejemplos donde, más que una
maldición, los recursos naturales son una oportunidad.
SUECIA, un pasado minero y un presente con minería
Suecia tiene una rica historia minera y de refinación de
metales, que se remonta a más de mil años. Ya en los tiempos de la Liga Hanseática (siglos XIII a XVII), Suecia exportaba Hierro y cobre que se comerciaban en los puertos del Báltico. Hoy día, Suecia
es líder en la Unión Europea en la extracción de minerales y metales, con la mayor
producción de mineral de hierro de la UE
y uno de los principales productores de metales básicos y preciosos.
Hace un siglo Suecia tenía cerca de 500 minas activas,
extrayendo alrededor de 8 millones de toneladas de mineral; 50 años más tarde
las minas se redujeron a una centena, con una producción de 20 millones de
toneladas de mineral. Hoy Suecia cuenta con unas 16 minas activas,
que extraen cerca 80 millones de toneladas de mineral.
La industria minera sueca es la base de su desarrollo industrial,
tanto de la industria pesada en general, como de maquinaria especializada,
bienes y servicios mineros que exporta a todo el mundo.
NORUEGA, un pasado minero, un presente petrolero... una
economía basada en los recursos naturales
Los recursos naturales son la base de la economía noruega desde
los tiempos de la Liga Hanseática, cuando el pescado seco salía del puerto de Bergen, pasando
por sus exportaciones de madera y minerales, hasta el petróleo en la
actualidad. Noruega es el tercer mayor exportador de petróleo del mundo, el
mayor proveedor de gas natural para los países de Europa Occidental y el mayor
exportador mundial de pescado. Casi el 80% de sus exportaciones proviene del
aprovechamiento de sus recursos naturales, hidrocarburos, pescado, metales, y madera
(papel y cartón). Los productos industriales (barcos, plataformas petroleras, equipos
de telecomunicaciones, metalmecánica, etc.) constituyen casi el 10% de las
exportaciones totales.
Noruega fue una vez un importante productor de mineral de
hierro, pero la producción se ha reducido considerablemente en los últimos años por agotamiento del recurso. Más allá de la creciente producción de rocas de
aplicación y minerales industriales (grafito, olivino y calcita), Noruega
mantiene el interés de los inversores en la exploración de oro, metales básicos
y diamantes.
Todo comenzó el verano de 1969, cuando la compañía Phillips
Petroleum Company Norway realizó el descubrimiento de petróleo en el campo de
Ekofisk, iniciando la producción en junio de 1971. Actualmente, hay más de 50 campos activos petroleros y
gasíferos en la plataforma continental de Noruega, y cerca de un 40 por ciento
de los recursos petroleros descubiertos comercializables de la plataforma
todavía no han sido extraídos. Unas 80.000 personas trabajan en el sector
petrolero noruego, y los hidrocarburos representan el 47% del total
de exportaciones del país. A nivel internacional, la industria petrolera
Noruega se encuentra a la vanguardia mundial en tecnología y protección del
medio ambiente.
El primer yacimiento, Ekofisk, fue declarado Monumento de
Patrimonio Cultural en 2001 por la Dirección de Patrimonio Cultural de Noruega.
Su historia se exhibe en el Museo de Petróleo en Stavanger,
donde se expone el avance tecnológico, el ambiente laboral y el fuerte impacto económico y social que ha tenido este importante
recurso en la vida de los noruegos.
Mientras que, tras descubrir petróleo, otros países han
derrochado los ingresos, más allá de las fuertes inversiones en infraestructura
y educación, gran parte de los beneficios que se obtienen de la industria
petrolera noruega se colocan en el Government Pension Fund of Norway,
con el objeto de preservar e incrementar el capital en beneficio de las
generaciones futuras. El fondo asciende a cerca de US$ 900.000 millones y es
propietario del 1% de todas las acciones del mundo, invertido en cerca de 9.000
compañías en 78 países. Es el mayor fondo de inversiones de Europa y el cuarto
más grande en el mundo.
Namibia, con sus 2,4 millones de habitantes, desde que logró
su independencia de Sudáfrica en 1990, ha logrado enormes avances, y gran parte
del éxito se debe a su política educativa. La economía de Namibia tiene una fuerte dependencia de la minería, la
que aporta el 8% del producto interno bruto y más del 50% de las
exportaciones. Sus ricos yacimientos aluviales de diamante hacen del país uno
de los principales productores de gemas, siendo el cuarto productor mundial de
uranio, con algunos yacimientos de zinc y oro. A pesar del bajo precio de las
materias primas, Namibia ha logrado mantener un fuerte crecimiento del PBI, un
4,5% en 2015, y un crecimiento promedio de casi 4,2% desde 1991 hasta el
2014.
Entre sus logros podemos incluir los esfuerzos en erradicar la
malaria, reduciendo los casos anuales en 97% en una década; la caída a la mitad de la tasa
de pobreza, del 69% en 1993 a menos del 30% actualmente, mientras que la pobreza
extrema (número de personas que viven con menos de US$ 1,90 al día) disminuyó desde cerca del 53% a menos del 23%. Namibia
pone a disposición de sus ciudadanos y vecinos atención médica de bajo costo, y
colabora con ellos compartiendo los escasos recursos hídricos, cooperando con
los esfuerzos regionales de salud y fomentando la inversión externa.
Sus logros no son sólo económicos y sociales, tiene la
calificación más alta de África según Reporteros sin Fronteras en cuanto a
libertad de prensa, por delante de EE. UU. y otras economías ricas, y cuenta con
calificaciones favorables en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) que
prepara Transparencia Internacional.
Como lo describen Joseph E. Stiglitz y Anya Schifrin:
"Las autoridades saben que a menos que la riqueza natural se invierta en
infraestructura y en la capacidad productiva de su población, el agotamiento de
los recursos va a empobrecer al país..."... "La transparencia es crucial en este proceso, por lo que un fuerte
apoyo del Gobierno a la libertad de prensa es de suma importancia...." "...a
diferencia de la mayoría de las otras economías dependientes de las materias
primas, se ha logrado diversificar la economía hasta el punto de que los
servicios representan más del 60% del PIB, con el turismo encabezando la lista.
Cada año, más de un millón de turistas extranjeros visitan el país".
"Eso no es sorprendente. Es uno de los lugares más bellos del mundo, y su
población cultiva su medio ambiente y protege a sus animales".
"Namibia muestra que incluso los países que comienzan
con serias desventajas, situaciones extremas de racismo, colonialismo,
desigualdad y subdesarrollo, pueden trazar un camino hacia la prosperidad
compartida. Sus logros merecen reconocimiento internacional y ser emulados".
La "maldición de los recursos naturales", otro
MITO antiminero...
¿Los recursos naturales son responsables de la pobreza? NO,
si los beneficios de la extracción minera y petrolera se administran sanamente,
volcándolos en educación e infraestructura, en un clima amigable a las
inversiones, los recursos naturales no son una maldición, son una oportunidad.
Los recursos naturales, una oportunidad de crecimiento y
desarrollo que no puede ser desperdiciada.
NOTA: Namibia no es el único país de África en que los recursos
generados por la producción minera se ponen al servicio del crecimiento y
desarrollo humano... y no tenemos que ir tan lejos, en nuestro propio
continente tenemos los casos de Perú y Chile... lo veremos en otra nota.