11/3/11

Exportar materias primas es malo?


- Publicado en Mining Press – Diario Minero – 23 de marzo del 2011
- Publicado en Mining Press – Revista – Nº 46: 118-120 – Abril-Mayo 2011.

Nos dicen que el desarrollo viene de la mano de la industria, que la exportación de materias primas genera pobreza, condenándonos al subdesarrollo; argumento esgrimido por el discurso antiminero, que también comprende a toda exportación primaria: agrícola, ganadera, minera, petrolera, pesquera, etc. Como si producir y exportar bienes industriales o primarios fuera antagónico, como si no fueran complementarios, como si para dar fortaleza a los brazos hubiera que amputar las piernas.

Un concepto que expresa claramente el cineasta Fernando Solanas cuando dice en su página web: “muchachos, rajen del país maldito. Este país sólo va a producir materias primas, petróleo, trigo, soja y carne. A estudiar afuera....”. Veremos que esta forma de interpretar el mundo, si bien pudo haber sido comprensible a mediados del siglo pasado, ya no se ajusta a la realidad, tiene 50 años de atraso.

Del deterioro de los términos de intercambio a la Teoría de la Dependencia

Como respuesta a la crisis de los años 30, surgieron corrientes de pensamiento económico que promovieron una mayor intervención del Estado en la economía. En el mundo desarrollado, se impusieron las ideas de John Maynard Keynes, mientras que en el subdesarrollado, y poco más de una década más tarde, la tesis Prebisch-Singer nutrió al pensamiento económico dominante emanado desde la CEPAL, de quien el mismo Raúl Prebisch fuera titular desde 1950 a 1963.

Ya desde la CEPAL, Raúl Prebisch dice: “que el comercio internacional lejos de beneficiar a los países en desarrollo los perjudica, ya que se observa en el comercio internacional una tendencia permanente "al deterioro de los términos de intercambio” (entendidos éstos como la relación de precios de exportaciones de bienes primarios a precios de importaciones de manufacturas y de bienes de capital) en detrimento de los países exportadores de productos primarios, tales como los latinoamericanos. Dicha tendencia "al deterioro de los términos de intercambio, propicia transferencias de ingreso de los países subdesarrollados (productores y exportadores de bienes primarios) a los países desarrollados (productores y exportadores de manufacturas y de bienes de capital), transferencias de ingreso que implican que los países en desarrollo sean sometidos a una sangría constante de riqueza a favor de los más desarrollados, dificultando enormemente su desarrollo”. Como vemos en el gráfico, el deterioro de los términos de intercambio es real, con escalones cada vez más bajos entre 1900 y el fin de siglo.

Así nace la Teoría de la Dependencia, como una respuesta a la situación de estancamiento socio-económico latinoamericano, elaborada en los años 50 a 70. Postula que la economía mundial posee un diseño desigual y perjudicial para los países no desarrollados, a los que se les ha asignado un rol periférico de producción de materias primas con bajo valor agregado, en tanto que las decisiones fundamentales se adoptan en los países centrales, a los que se ha asignado la producción industrial de alto valor agregado.

Por ello Prebisch consideraba que “la industrialización es necesaria para resolver los problemas de la región”, especialmente el deterioro de los términos de intercambio. Pero por las características estructurales de los países de la periferia, el escaso ahorro y la disparidad tecnológica, “el proceso debía hacerse mediante la sustitución de importaciones, en la cual el Estado debía alentar y proteger a las nuevas industrias”.

Modelo que está caracterizado por una política industrial con activa intervención del Estado, barreras al libre comercio, altos aranceles a la importación, tipo de cambio elevado y transferencia compulsiva de recursos del sector primario al industrial. Tuvo su auge en los gobiernos populistas (décadas del 40 y 50) y en los desarrollistas (años 60), cuando incorporó inversión extranjera directa, dirigida a abastecer el mercado interno.

En un principio el modelo tiene beneficios, es funcional a la creación de un estado de bienestar, con protección del trabajador, baja dependencia de mercados externos, mejora de los términos de intercambio, nacimiento de nuevas Pymes, y desarrollo del sector servicios; sin embargo, con el tiempo prevalecen sus defectos.

El modelo se agota por los elevados precios de bienes manufacturados, alta inflación, deuda externa, saldos comerciales negativos, ineficiente asignación de recursos, baja inversión y productividad, estrechez del mercado interno, formación de monopolios, atraso tecnológico y por seguir siendo dependiente de la exportación de bienes primarios.

La crisis recurrente y el fin del modelo.....

El modelo se comporta en forma cíclica, con crecimiento y retroceso en períodos más o menos regulares, según la experiencia de Brasil o Argentina. Los detonantes de las crisis son la inflación y el desequilibrio externo. La etapa de caída de cada ciclo culmina con devaluación, a veces feroz, dando cuerda al posterior crecimiento, en un perverso mecanismo de redistribución del ingreso y de los costos de la crisis. Este modelo se agotó a fines del 80, abriendo la puerta a las reformas de los 90, pero esa es otra historia.

Mientras tanto el mundo que hacía?

Si realmente exportar materias primas fuera un castigo y el camino seguro al subdesarrollo, como nos contaba Prebisch hace 50 años, y Solanas ahora, los países más desarrollados serían los que en sus exportaciones tienen la más alta proporción de bienes industriales, y los más pobres, la más baja. En NationMaster.com podemos ver los países ordenados según la relación exportaciones industriales/exportación total, entre los que superan el 50% se destacan: Filipinas: 92%, Bangladesh: 91%, Pakistán: 85%, Albania: 82%, Mauricio: 81%, Surinam: 78%, Nepal: 77%, Rumania: 77%, Tunes: 77%, Sri Lanka: 75%, Jamaica: 73%, Jordania: 69%, Bielorrusia: 67%, Marruecos: 64%, Dominicana: 56%, y Madagascar: 50%. Países que no derrochan bienestar y nivel de desarrollo.

Entre los países con relación exportaciones industriales/exportación total, menor al 50% están: Uruguay: 42%, Argentina: 32%, Australia: 29%, Nueva Zelanda: 28%, Noruega: 18%, Chile: 16% e Islandia: 13%. Si bien algunos no son desarrollados, como Argentina y Uruguay, mientras que Chile sea probablemente el primer país latinoamericano en acceder a esa calidad, el resto son desarrollados.

No todos los países productores de materias primas abrazaron la teoría de la dependencia y su remedio, la sustitución de importaciones. Algunos siguieron integrados al mundo, comerciando, exportando materias primas, aprovechando ventajas comparativas, industrializándolas si es negocio, y parece que tan mal no les fue.

Si exportan muchas materias primas, por qué son desarrollados?

La misma página nos puede estar dando una pista, al ver a los países ordenados según el grado de libertad económica: Nueva Zelanda (puesto 3), Australia (puesto 9), Islandia (puesto 11), Chile (puesto 16) y Noruega (puesto 27) están en los primeros 30 lugares, mientras Uruguay (puesto 35) supera a Argentina (puesto 69), ubicada a mitad de tabla.

Más que con la composición de las exportaciones, parece que el desarrollo y bienestar, están asociados con la libertad económica que se vive en una democracia liberal con economía de mercado.

Pero la “economía de mercado” tiene mala prensa...., qué es?

El “mercado” es el mecanismo más eficiente para determinar qué bienes y servicios son necesarios y las cantidades en que deben ser producidos. La libre concurrencia de consumidores y productores determina el precio de cada bien o servicio, información básica para saber qué, cuánto y cuándo producir, a partir del interés de los consumidores. Son millones de personas, actuando libremente con sus grandes o pequeñas y cotidianas decisiones, los que forman el mercado.

La libertad económica no es más que una parte de los derechos y libertades, en los que también Nueva Zelanda, Noruega, Islandia y Australia, encabezan el ranking, lo que es totalmente coherente con PBIs per cápita entre los primeros 30 países del mundo.

Los términos de intercambio se siguen deteriorando?

Se siguen deteriorando, pero al revés. Desde 1985 la tendencia se ha revertido suavemente, y a partir del 2002 con mayor pendiente; las materias primas, agrícolas, de energía y minerales han aumentado mucho más que los productos industriales, en una tendencia que parece seguir a largo plazo. Ahora, por cada tonelada de soja o cobre, cada vez se van a poder comprar más computadoras.

Atrasando 50 años.......

Creer que la exportación de materias primas sólo genera beneficios para pocos y emplea escasa mano de obra, también es del pasado. Al igual que la producción industrial, la de bienes primarios es capital intensiva, con alto consumo y desarrollo de tecnología, demandando una estructura de bienes y servicios, que asegura el empleo de numerosa mano de obra técnica, profesional y calificada.

En su tiempo, Prebisch tenía razón, los términos de intercambio se deterioraban. Hace 60 años, más del 50% del mundo estaba regido por sistemas estatistas, de economía centralmente planificada, cuando no totalitarios, y parecía razonable poner al Estado a asignar recursos para resolver el problema. La historia nos muestra que esa no era la solución, los países que en aquel tiempo se dedicaron a fortalecer sus instituciones, los que construyeron democracias liberales con economía de mercado, manteniéndose conectados al mundo, si lograron desarrollarse.

Podemos entender el error de Prebisch y los intelectuales que lo acompañaron. Actualmente, persistir en ese camino cuando el mundo ha cambiado, es atrasar 50 años. No entender que la libertad económica que se vive en un sistema democrático liberal con economía abierta y de mercado es lo que lleva al desarrollo habla de ignorancia, ..... o de deshonestidad intelectual.


NOTA (diciembre 2011): Según el BCRA, "si se toma en cuenta el último año, los ingresos por cobros de exportaciones del sector minería representaron un 83% de sus exportaciones del período". En cifras, sobre exportaciones por u$s4.333 millones, liquidaron divisas por u$s3.583 millones. Esto significa que dejaron en el exterior u$s750 millones, EL 83% DE LO LIQUIDADO EN EL EXTERIOR REGRESÓ AL PAÍS.