1/12/12

COMUNICAR MINERÍA es agregar VALOR


Hace tiempo aprendimos que para tener un yacimiento bastaba con aplicar nuestra técnica, prospectar y explorar. Con un poco de suerte y la sonrisa de la naturaleza, poder definir cuánto, dónde y cómo estaba el mineral. Luego los ingenieros hacían su trabajo y si los números daban bien, podíamos tener una mina. Parece fácil, tiene sus complicaciones, pero al menos era un asunto técnico. Ya no es así.

Desde hace un par de décadas se sumó el tema ambiental, también una cuestión técnica, o al menos eso creímos. Con el tiempo, más tarde que temprano, aprendimos que no sólo es técnico, también juegan percepciones e  intereses, involucra a personas. Ahora ya lo sabemos, debemos hacer minería sustentable, ambiental y socialmente sustentable, Y LO DEBEMOS COMUNICAR.

¿Desde cuándo nos interesa el medio ambiente?

Hasta principios de los 70 el medio ambiente no le importaba a nadie, no era un tema que interesara a los gobiernos ni estaba en la mente de la gente. A lo largo de esa década, el pensamiento ambiental se organizó en ONGs que incluso pasaron a la acción directa, provocando un fuerte impacto mediático. Empezó la batalla de la comunicación…

El accionar de las ONGs y fundamentalmente los desastres de Chernobyl (1986) y Exxon Valdez (1989) instalaron el medio ambiente en la agenda internacional y en la opinión pública, planteando exigencias a las industrias y promoviendo  el desarrollo de la tecnología necesaria para cumplir con la nuevas normas. La minería fue una de las primeras actividades en adaptarse a los nuevos tiempos, un poco por vocación, más aún por necesidad: la minería es un sector demasiado expuesto y a pesar de ello, poco conocido por la opinión pública.

Las ONGs encuentran su lugar…

Al lograr instalar el tema ambiental, algunas ONGs ocuparon un rol de asesoramiento y control independiente, trabajando por el desarrollo sostenible. Otras radicalizaron su discurso (POR QUÉ SE OPONEN?... III – Ecofascismo), siguiendo la lucha con un claro componente ideológico (UTOPIA III, es el ambiente o la revolución?), pero esa es otra historia.

Control del Estado y del mercado, ¿con eso alcanza?

El Estado no sólo controla el cumplimiento de normas y procedimientos legales, sino también que las operaciones se ajusten a lo estipulado en la correspondiente licencia ambiental. A este control se suma el control externo que ejercen los inversores internacionales.

Las empresas mineras cotizan en las bolsas del mundo, donde aparte de los resultados económicos, se analiza su desempeño medioambiental. Los inversores institucionales  e incluso la banca de inversión, sólo colocan dinero en aquellos activos que representen buenas prácticas.  Esto fuerza a las empresas a tener un alto estándar de calidad ambiental en sus operaciones, pues equivocarse les puede salir muy caro, exponiéndose a la pérdida de valor de sus acciones, o a no obtener financiamiento. Es el control más duro, impacta en el bolsillo.

Creímos que con eso alcanzaba…

Que bastaba con hacer nuestro trabajo, desarrollar el recurso… cumplir la ley y pagar los impuestos. Parecía lo CORRECTO, es lo que las demás actividades hacían y siguen haciendo, cuando se hacen bien las cosas.

A partir de principios de siglo nos hicieron saber que no era así, nos enteramos mal, de golpe, y los conflictos nos estallaron en la cara. Reaccionamos con bajo perfil, creyendo que había que pasar desapercibidos, que el conflicto era de otro,… que a nuestro proyecto no,…  que en nuestra provincia no… Y fueron tocando la puerta de todos, ya era tarde.

Nos equivocamos. La ausencia de comunicación también implica un mensaje, el peor. Dejamos el espacio libre y ellos lo ocuparon.

Ellos comunican, ¿y nosotros?

El discurso antiminero impacta en las comunidades vecinas y hasta en nuestros recursos humanos. Hasta los que trabajan en los proyectos, lo hacen con vergüenza, con poco conocimiento de la actividad, sin orgullo de su tarea, casi sintiéndose culpables. Mal podemos intentar hacer socialmente sustentable a la minería, si nuestro personal no está convencido, no conoce, duda y no se siente orgulloso del valor social de su trabajo.

Gente con temor, ambientalistas y antimineros militantes…

Sin duda hay gente de buena fe, que tiene temor y dudas ante una nueva actividad, la minería. Gente que necesita conocer, que debe ser informada, que quiere y debe participar. Pero participar no es impedir, participar es ser parte, y existen los mecanismo para satisfacer esa inquietud, para que la gente sea protagonista del desarrollo ambientalmente sustentable.

Hay gente seriamente comprometida con el cuidado del ambiente y con la gente, y está organizada en ONGs que promueven el desarrollo sostenible con participación de la comunidad. A ellos debemos comunicar, junto a ellos debemos comunicar…

Pero a los militantes antimineros el desarrollo ambientalmente sustentable con participación de la comunidad no les interesa, su lucha es otra. Son los que hacen de su postura una cruzada, que organizan, convocan y lideran los eventos antimineros. Son los que crean y alimentan los conflictos, los que persiguen otros objetivos, para los que el medio ambiente es sólo un argumento.

Los desafíos a vencer…

Hay que vencer el lógico desconocimiento ante lo nuevo, los temores, dudas y sospechas de la comunidad, con información, con certezas, generando confianza.

Hay que vencer la inercia conservadora de los que promueven el subdesarrollo, de los que creen que no hay nada que cambiar, el discurso de la resignación y del atraso.

Hay que vencer el discurso de los que en vez de ir a trabajar todos los días, pueden dedicar tiempo a tratar de imponer su ideología, jugando a la revolución. El discurso de los que insultan, de los que escrachan, de los que rompen, disfrazándolo de buenas intenciones con el medio ambiente… Es el discurso de los que sólo nos quieren imponer un combo ideológico.

Hay que vencer el discurso facilista de los políticos demagogos, los que a falta de ideas sólo escuchan al que grita más fuerte, creyendo que eso es la gente, creyendo que eso es la opinión de la sociedad… Es el discurso de los que sólo quieren hacer un negocio político.

Debemos comunicar…

Debemos trabajar sobre la percepción de la minería, debemos comunicar, instruir y aclarar, para dar sustento social a la actividad y motivar a nuestros recursos humanos, dándoles argumentos para defender con convicción su fuente de trabajo.

CONDUCIR LA PERCEPCIÓN QUE NUESTRO RECURSO HUMANO Y COMUNIDAD VECINA TIENEN DE LA MINERÍA, ES AGREGAR VALOR A NUESTRO PROYECTO,… ES AGREGAR VALOR A LA MINERÍA…

Parece fácil, pero ¿QUÉ DEBEMOS COMUNICAR?,… ¿CUÁL ES EL MENSAJE?,… ¿A QUIÉN?,… ¿CÓMO?...

Algo de eso veremos en la próxima nota… continuará…