8/12/09

NOS PROPONEN “OTRA UTOPÍA”


Parte del discurso “antiminero”, no sólo se limita a mani
festar las lógicas dudas sobre la sustentabilidad ambiental de la industria; es muy claro respecto a cómo debe hacerse aquella minería que califican de “necesaria”, como nos muestra el trabajo: Aspectos ambientales y socioeconómicos de la actividad minera, de Marcelo Giraud, que podemos leer en El Paso de los Andes, Mendoza Contaminada, Documentos Asamblea Popular, y parcialmente reproducidos en No a la Mina, entre otros:


“A lo largo de la historia, se han extraído 160.000 t de oro, 105.000 t desde 1950. En diciembre de 2008 los Bancos Centrales, FMI y otros bancos tenían en depósito como reservas 29.692 t, masa en disminución casi continua desde 38.347 tn en 1965. Los usos industriales y odontológicos podrían ser satisfechos durante 69 años con esas “reservas” o durante 372 años con el total de oro ya extraído, sin considerar la posibilidad de reciclarlo. Por ello, considerando la relación entre los volúmenes existentes de oro ya extraído y las principales necesidades a satisfacer, y el fuerte impacto ambiental y social de la minería aurífera comparado con el carácter suntuario de la joyería, podemos considerar que a escala mundial no es necesario seguir extrayendo más oro.

“... las sociedades locales, provinciales y nacionales deberían debatir y decidir en profunda democracia (auténticamente participativa, no sólo representativa) qué recursos necesitan extraer en función de sus reales necesidades, cómo y cuándo hacerlo, y cómo optimizar su transformación, para que los grupos sociales que corran con los eventuales riesgos (minimizados) sean también los principales beneficiarios de la actividad minera.”

“Estas propuestas pueden parecer utópicas...............”

Lo que no nos explican, es qué mecanismo de persuasión aconsejan utilizar para convencer a los Bancos Centrales y a los particulares, para que entreguen su oro atesorado como moneda y en joyería, para darle uso industrial.

Democracia directa....

Lo que si expresan, es la necesidad de reemplazar nuestra democracia representativa y republicana, consagrada por la Constitución Nacional, por asambleas que ejerzan la “democracia directa”, atribuyéndole a estas, la facultad de decidir “qué recursos necesitan extraer en función de sus reales necesidades, cómo y cuándo hacerlo, y cómo optimizar su transformación”. Una organización que les otorgue a estas asambleas la autoridad y capacidad de decidir cuáles bienes, cuántos y cuándo son necesarios en nuestra vida.

Nos proponen reemplazar la libre elección de los individuos, sobre qué consumir, producir, cómo y cuándo, por la decisión de una asamblea. Obviamente, para que ese dictamen tenga efecto, debe contar con el poder coercitivo del Estado, instaurando un sistema de economía centralmente planificada.

La propuesta programática de Proyecto Sur lo dice claramente: “Debe revertirse el concepto elitista de que “el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes” y establecer modalidades de democracia directa con mecanismos de participación popular”.

Régimen de propiedad


También nos dan una idea del régimen de propiedad que imaginan, cuando dicen: “los grupos sociales que corran con los eventuales riesgos (minimizados) sean también los principales beneficiarios de la actividad minera.” Si bien actualmente, cerca del 50% del producto minero es abonado como impuestos, parece que eso no alcanzara, y más que referirse a una participación fiscal diferente, parecen sugerir algún tipo de propiedad comunitaria.

Con mayor claridad lo expresa “Pino” Solanas cuando dice: “la legislación vigente.......... establece que la propiedad de las reservas mineras es de las provincias pero les prohíbe explotarlas: están obligados a cederlas a las empresas privadas transfiriéndoles los descubrimientos ....”. La propuesta de Proyecto Sur lo detalla: “La reapropiación pública de nuestros recursos naturales y estratégicos, la nacionalización del petróleo, el gas y la gran minería”.

Lo que tampoco explican es como van a convertir a un Estado que ellos consideran ineficiente controlando, en uno eficiente produciendo, y más aún, controlándose a si mismo.

Una nueva utopía?, o es siempre la misma....?


Nos proponen democracia directa con asambleas definiendo las “reales necesidades”, qué, cuándo, cómo producimos y consumimos; socialización o estatización de los medios de producción y economía centralmente planificada..... sólo para los recursos naturales...., nos proponen otra utopía, nos dicen cómo empieza, no hasta donde quieren llegar....

Realmente les preocupa el medio ambiente?, con el argumento ambiental, ¿no nos estarán tratando de vender un “combo ideológico”?