20/12/06

MINERIA, ENTRE MITOS Y FANTASIAS

• Diario UNO, 20 de diciembre del 2006

La explotación a cielo abierto se utiliza para la extracción de rocas de escaso valor, o con contenidos bajos de elementos valiosos, pues es la única forma de hacerla rentable, al extraer grandes cantidades con procedimientos mecánicos de bajo costo. La casi totalidad de las rocas de aplicación y minerales industriales (cal, cuarzo, baritina, yeso, sulfatos, talco, áridos, azufre volcánico, fluorita, bentonita, etcétera), que se han explotado y se explotan en la provincia y en el mundo, lo son a cielo abierto. De hecho, la mayor explotación a cielo abierto de Mendoza está ubicada en Salagasta, a escasos kilómetros al norte de la ciudad, que provee materiales para las industrias de cal y cemento desde los años ’30. La mayor explotación a cielo abierto de Argentina es en Olavarría (Buenos Aires), en canteras de caliza para cemento y cal.

Tanto para minerales metalíferos como industriales, la metodología es la misma: destape, voladura, carga, transporte y molienda. En la actualidad, más del 80% de las minas metalíferas puestas en producción en los últimos 20 años son a cielo abierto, pues de otra manera no serían rentables. Las minas subterráneas que subsisten son casos particulares de minerales de alto valor (algunas de oro y diamantes) o cuyas características de yacencia del mineral (en vetas de menor potencia y con inclinación subvertical a vertical) hacen imposible la explotación a cielo abierto. También subsisten explotaciones subterráneas artesanales de baja productividad, más asimilables a economías de subsistencia que a una actividad industrial. Estas minas se explotan con salarios muy bajos, gran deterioro ambiental y riesgo humano (garimpeiros en Brasil, plata en Potosí, carbón en China, etcétera).

La única manera de utilizar medios técnicos modernos, alcanzar alta productividad, pagar buenos salarios y hacer rentable la explotación de minerales de baja ley diseminados o industriales es a cielo abierto. Efectivamente, este tipo de explotación deja pozos, que de alguna manera deben ser aprovechados o remediados cuando la mina termina su vida. Es razonable que pequeños países hayan decidido limitar la explotación a cielo abierto; que Andorra, Liechtenstein o Eslovaquia la prohíban suena comprensible. También Luxemburgo lo podría haber hecho, pero como es un renglón importante en su industria, las explotaciones a cielo abierto persisten. Estamos hablando de países que por sus características demográficas y tamaño no son ni remotamente comparables a Argentina y menos aún a Mendoza.

La minería es una actividad industrial y como tal tiene costos. Directos en mano de obra, bienes y servicios, y costos indirectos, amortización de la inversión, financieros y cargos fijos. Del valor de cada onza de oro o tonelada de cobre que se exporta regresa buena parte para pagar sueldos, honorarios profesionales, combustible y comida, mantener campamentos, insumos, neumáticos, herramientas y todos los demás gastos que podemos imaginar.

Y también paga impuestos nacionales: Ganancias, aportes patronales, energía, combustibles, IVA a la importación, impuestos internos, bienes personales, créditos y débitos bancarios. Provinciales: canon minero, Inmobiliario, Automotor, Explotación de minas y canteras, y regalías de hasta 3%, de acuerdo con la ley 24.196, a la que la Legislatura mendocina adhirió en noviembre de 1993 (ley 6.090). El valor del 3% de regalía puede parecer exiguo, pero es la norma internacional en minería. En Chile se ha instaurado en el 3% en el 2005, para entrar en vigencia a partir del 2008.

La minería tiene una Ley de Promoción Minera (24.196), que entre otras cosas asegura la estabilidad fiscal por 30 años, amortización acelerada de la inversión y devolución del IVA. La industria forestal también tiene un régimen promocional (ley 25.080), que asegura estabilidad fiscal hasta de 50 años, devolución del IVA y amortización acelerada, y agrega el reintegro de la inversión en implante de hasta un 80% de su valor y la exención de Impuesto Inmobiliario. La provincia adhirió a esta ley en diciembre de 1999 (ley 6.745).

Es difícil entender por qué el régimen promocional minero despierta tanta oposición, mientras que el régimen forestal pasa totalmente desapercibido ante los defensores del fisco, y más teniendo en cuenta que la actividad forestal es una fuente menor de mano de obra, de menor preparación técnica, consume mucho menos insumos y produce materia prima de menor valor agregado, cuya industrialización está fuertemente discutida por la comunidad. La forestación se realiza normalmente con flora alóctona, destruyendo el medio ambiente y el equilibrio natural, pero eso no parece inquietar a los ambientalistas.

Como ejemplo del significado económico de la actividad minera, recordemos que con la instalación de la mina de oro en Veladero (San Juan), cerca del 20% de los sanjuaninos trabajan en esa actividad y se espera que en los próximos dos años esa cifra ascienda al 30 %. El 70% de los proveedores para la minería son empresas locales, que aportan más del 30% de la recaudación provincial por Ingresos Brutos. Veladero solo genera alrededor de 900 puestos de trabajo indirecto. El gobierno de San Juan estima que el crecimiento del PBI provincial duplicará al nacional en los próximos 15 años gracias a la minería.

La Secretaría de Minería de la Nación informa que esta actividad registra en el 2006 un nuevo récord en generación de fuentes de empleo directo e indirecto, además de ser la actividad que paga el salario promedio más alto del país. Según los cálculos oficiales, este año cerrará con más de 37.000 puestos de trabajo directo y 160 mil en forma indirecta, contratistas y prestadores de servicios. Esto implica un crecimiento 2003-2006 de 154,4%, para el empleo directo y el 65% para el indirecto.

Son numerosos los ejemplos mundiales de coexistencia de minería con agricultura y turismo. Sin ir más lejos, el Valle Central y el de Elqui, en Chile, o el ejemplo de Aspen, Colorado. En las inmediaciones del complejo de esquí y en las cuencas hídricas que abastecen a la ciudad de Denver están los yacimientos a cielo abierto de cobre y molibdeno Climax y Henderson, y el de oro (recuperado con cianuro) de Cresson Mine. Estos yacimientos están incorporados a la agenda de recorridos turísticos desde el centro internacional de esquí.

Pero el mejor ejemplo es el de la mina Martha, en el norte de Nueva Zelanda (http://www.marthamine.co.nz/), donde una explotación de oro a cielo abierto, recuperado con cianuro, está ubicada en medio del pueblo de Waihi (4.500 habitantes), rodeada de actividad agrícola y a menos de seis kilómetros de un centro turístico en las playas de Waihi Beach.

Evidentemente, la oposición a la minería no obedece a causas estrictamente ambientales, pues no hay razón técnica que la avale. Sería muy sano para el debate que los que quieren impedir la actividad minera expresen sus verdaderas razones para hacerlo. Nuestra sociedad no puede permitir que un mito ambiental se presente como obstáculo a la creación de recursos económicos y fuente de mano de obra.