12/3/10

Marta Maffei no sabe mucho de agua....

...ni conoce Wikipedia....., e insiste con legislar....


En la nota Nuestro derecho al agua de los glaciares de Marta Maffei, la autora hace una encendida defensa de la ley 26.418: “LEY DE PRESUPUESTOS MÍNIMOS PARA LA PROTECCIÓN DE LOS GLACIARES Y DEL AMBIENTE PERIGLACIAL”, que fuera vetada por el Ejecutivo Nacional.


De la minería, ya están protegidos....


Es indudable la necesidad de proteger los glaciares de la acción del hombre y de toda agresión provocada por cualquier actividad económica. A tal efecto, la minería cuenta desde 1995, con la Ley 24.585 DE PROTECCION AMBIENTAL, que contempla la elaboración de un Informe de Impacto Ambiental (IIA) ante cada nueva etapa de exploración y de la explotación minera. El IIA, que se actualiza en forma bianual, debe ser evaluado, observado, rechazado o aprobado por las respectivas autoridades provinciales, emitiendo, en caso favorable, la correspondiente Declaración de Impacto Ambiental (DIA), para habilitar cada una de las etapas de exploración o explotación.


El cumplimiento de la Ley 24.585 y su normativa, aseguran, no sólo la protección de los glaciares, sino de todo el entorno natural, y hasta contempla los aspectos socioeconómicos, culturales y la preservación de los sitios de valor histórico, cultural, arqueológico y paleontológico; inspirada en el concepto de DESARROLLO SUSTENTABLE.


Si bien la derogada Ley 26.418, y las que eventualmente la reemplacen, no hacen más que alimentar la inflación legislativa, cuyas consecuencias vivimos cotidianamente, con efectos no sólo legales, sino también económicos, lo que llama la atención es la orfandad de conocimientos que muestra la exdiputada Maffei en sus justificaciones.


Sanateando sobre el agua......


Maffei dice: “...durante los últimos 60 ó 70 años, los sistemas de producción industrial y agropecuaria a base de potentes químicos, han generando procesos contaminantes de diversa gravedad sobre el agua común. Así ríos, arroyos, lagos, lagunas, mares, acuíferos y napas están severamente comprometidos”.


Debemos lograr que las actividades humanas no impacten negativamente en nuestros recursos hídricos, si bien existen focos de contaminación graves, pero localizados, en áreas urbanas (Gran Buenos Aires, etc.) o semiurbanas y rurales (oasis del Río Mendoza, etc.), es muy dramático y alarmista hablar de contaminación generalizada, cuando nuestros grandes ríos y las reservas de agua subterránea, permanentemente alimentados por las lluvias, aseguran una adecuada provisión de la denominada “agua común”, término técnicamente desconocido, que se presta a confusión. Existe el agua, que puede ser dulce o salada; el agua dulce contiene cantidades mínimas de sales disueltas, y a partir de procesos de potabilización, puede ser consumida por el ser humano, obteniendo la llamada agua potable, cuando cumple con las normas sanitarias vigentes. El “agua pura”, como tal no existe en la naturaleza, pues hasta el mínimo contacto del agua de lluvia o nieve con la atmósfera, la carga en solutos.


Maffei insiste: “.... solo nos han quedado los glaciares como reservorios estratégicos de agua pura y proveedores de recarga para las cuencas hidrográficas. En nuestro país, el 69% de toda el agua pura se encuentra precisamente en nuestros glaciares. Más de un millón y medio de personas viven directamente de ese recurso y otros 15 millones, indirectamente.”


Ya sabemos que el “agua pura” en la naturaleza no existe, entendiendo que Maffei se refiere así al agua dulce potable o de fácil potabilización. En Wikipedia podemos ver que el 68,7% del agua dulce del mundo esta en casquetes y glaciares POLARES, muy cerca de la cifra que Maffei atribuye a nuestros glaciares continentales. El resto se reparte en un 30,1% para las aguas subterráneas, un 0,35% en aguas superficiales y suelos, y sólo el 0,86% en glaciares continentales y permafrost. Las proporciones exactas para la Argentina, deben ser muy parecidas a los valores mundiales.


Alguien le habrá dicho a Maffei que los glaciares contienen el 69% del agua dulce del mundo, refiriéndose a los hielos polares, y terminó expresando esa proporción como si fuera la reserva en hielos continentales. Es evidente que la exdiputada no sabe acceder a Wikipedia, para poder chequear el dato, que a todas luces surge irracional.


La principal reserva, de la que se nutren los ríos y lagos, son las aguas subterráneas, con 35 veces más agua que los glaciares continentales y permafrost. Viendo las cifras reales, el cálculo de la población que depende del agua de glaciares, es absurdo.


Para proteger los glaciares, es necesario falsear información?


Supongamos que es válido y necesario producir “hipertrofia” e “inflación legislativa”, para proteger los glaciares. Lo que no parece razonable y conspira contra el objetivo de preservarlos, es falsear los datos, exagerarlos e intentar justificar la norma con algo parecido al engaño, quizá fruto de la mala intención, o peor aún, de la ignorancia de la exlegisladora.