29/7/09

MINERÍA, AGRICULTURA Y USO RACIONAL DEL AGUA

- Publicado en www.sin-censuras.com.ar del 3 al 13 de septiembre 2009.

Los opinadores han logrado instalar en la mente de mucha gente que minería y agricultura compiten por el agua. Sabemos que esto no es real, que los productos mineros no tienen agua en su composición, que el agua empleada en minería es devuelta al medio ambiente o reutilizada, y que es una ínfima proporción del agua que consume la agricultura.

Cuánta agua usa la minería?

Ya hemos citado como ejemplo el proyecto de Cobre San Jorge, donde el uso de agua previsto es de 141 l/s, mucho menor al consumo para riego de las 445 has de viñedo que la bodega holandesa Salentein tiene sólo en Mendoza.

En San Juan, el uso previsto de agua para la explotación en Veladero, Gualcamayo, Pascua Lama, Casposo y Pachón, es de 1.200 l/s, mientras que el consumo agrícola en todo San Juan es de 168.077 l/s, esas minas van a usar apenas el 0,714% del consumo agrícola.

En Mendoza, para los proyectos Potasio Río Colorado, San Jorge, Don Sixto y la reapertura de Sierra Pintada, se estima el empleo de 1.450 l/s. El consumo agrícola de Mendoza se estima en 448.000 l/s, aplicando el mismo patrón de consumo que en San Juan. Esos cuatro proyectos usarían sólo el 0,32% del consumo agrícola.

Cuánta agua consume la agricultura?, Cuánta agua desperdicia?

La superficie cultivada bajo riego en San Juan es de 105.000 has, lo que implica un consumo de 1,6 l/s por hectárea cultivada. Si aplicamos el mismo consumo a las 280.000 hectáreas cultivadas de Mendoza, tenemos un consumo total de 448.000 l/s (448 m³/s). El consumo tan elevado se explica por el uso de riego por manto; de aplicarse riego por goteo, el consumo bajaría a valores promedio de 0,75 l/s por hectárea, de esa manera San Juan lograría un ahorro de 89 m³/s, y Mendoza unos 238 m³/s, el equivalente a 4,8 veces el caudal medio del Río Mendoza.

Frente a estos valores y al desperdicio que significan las técnicas de riego ineficientes, la cantidad de agua de uso minero, es absolutamente insignificante.

Agua y mano de obra ocupada

En el agro: Según datos del Censo Nacional agropecuario 2002 Mendoza cuenta con 75.500 trabajadores rurales permanentes, que llegan a ser 140.000 estacionalmente. Esa diferencia se cubre por trabajadores golondrina y trabajo infantil. Según datos del Ministerio de Trabajo de la Nación y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) más de 40 mil niños de entre 5 y 13 años trabajan actualmente en la provincia. Según un informe de la COPRETI (Comisión Provincial de Erradicación de Trabajo Infantil), el 41% de los chicos mendocinos cumple labores en el agro.

Si tomamos la cifra de 140.000 trabajadores, por cada m³/s se generan 312,5 puestos de trabajo permanentes + temporarios (140.000 trabajadores / 448 m³/s = 312,5 trabajadores por m³/s).

En la minería: Para los cuatro proyectos mineros mendocinos se estiman 1.800 puestos de trabajo directos permanentes. Por cada m³/s de agua se emplea a 1.241 personas (1.800 trabajadores / 1,45 m³/s = 1.241 trabajadores por m³/s).

Teniendo en cuenta que la minería crea 4 veces más trabajo por m³/s de agua (1.241 / 312,5 = 4) y que el salario de trabajadores de Minas y Canteras es 5,7 veces superior al agrícola,
la masa salarial creada en la minería por m³/s de agua es 22,8 veces superior a la de la agricultura (4 X 5,7 = 22,8). La cifra real es aún mucho mayor, ya que hemos comparado trabajadores mineros permanentes con trabajadores agrícolas permanentes + temporarios, que cobran sólo parte del año, incluyendo mano de obra infantil, de menor ingreso aún. En ambos casos no hemos tenido en cuenta los empleos indirectos, donde el factor multiplicador de la minería es mayor que el de la agricultura.

El agua y el PGB (Producto Geográfico Bruto)

Según el informe del IERAL de la Fundación Mediterránea, para el 2008, el Producto Geográfico Bruto fue de MU$ 11.715, siendo por habitante U$ 6.800 anuales, frente al PBI nacional de U$ 8.300; los habitantes de Mendoza somos 18% más pobres que el promedio nacional. Chile tiene un PBI por habitante de U$ 10.800, superando en 35% nuestro promedio nacional y en 59% el de Mendoza.

La producción agropecuaria representa el 9% del PGB, es decir unos MU$ 1.054.
Si los cuatro proyectos mineros mencionados estuvieran en plena producción, se incorporarían unos MU$ 2.204, totalizando un PGB de MU$ 13.919, con una expansión del 19%.

Sobre esa nueva base de cálculo, la producción agropecuaria pasaría a ser el 7,6% del PGB de Mendoza y la minería (sin petróleo) el 15,8%, El PGB por habitante subiría a U$ 8.093, apenas un 2,6% por debajo del
promedio nacional.

Si calculamos la riqueza por m³/s de agua, la agricultura aporta MU$ 2,35 (MU$ 1.054 / 448 m³/s = MU$ 2,35) y la minería MU$ 1.520 (MU$ 2.204 / 1,45 m³/s = MU$ 1.520).
Por m³/s de agua, la minería aportaría 647 veces más al PGB que la agricultura.

Conclusiones

Mirando estas cifras, un planificador estalinista concluiría que el agua debe ser prioritariamente usada por la minería, ya que su empleo minero es mucho más rentable que su consumo agrícola.
Este razonamiento absurdo surge de suponer que minería y agricultura compiten por el agua. En realidad no compiten y son perfectamente compatibles, como en Chile, Canadá o Nueva Zelanda.

No deja de ser cierto el escaso rendimiento salarial y económico que el agro obtiene del agua. Eso es debido a la poca o nula inversión, empleando técnicas de baja productividad que desperdician agua, para apenas terminar siendo marginalmente rentables con mano de obra mal paga, e incluso infantil, a pesar de depender en forma crónica de subsidios explícitos (eximiciones de impuestos, precios sostén, etc.) o encubiertos (créditos subsidiados, promocionales, etc.).

También es real el beneficio que tan sólo esos cuatro proyectos aportarían a la economía mendocina, sin mencionar el impacto fiscal, ya que alrededor del 50% del producido quedaría en manos del fisco, tanto municipal, como provincial y nacional. Es difícil de entender que la anterior gestión provincial, desde el 2005, haya hecho todo lo posible por destruir la actividad minera, actuando con total irresponsabilidad.

El uso minero del agua es despreciable frente al consumo agrícola, y más aún considerando el valor que la actividad aportaría a la economía y al fisco.