Minería BIEN HECHA, no podemos perder esta oportunidad.
Minería BIEN HECHA, no podemos perder esta oportunidad.
Una tormenta perfecta… más de US$10.000 millones de inversión, una mina en producción desde hace 5 años, una empresa minera que no acertó en su relación con la comunidad, un contrato-ley inoportuno en pleno proceso electoral, sindicalismo radicalizado, presencia de activistas antimineros, una población sensibilizada en contra de la minera y un gobierno debilitado ante el fin de su mandato … y si sumamos la oposición de la iglesia local… el combo completo… protesta social y conflicto.
¿El resultado?,
previsible… en noviembre del 2023 la
Corte Suprema declara inconstitucional el Contrato-Ley, la mina cesa su
operación y el gobierno insiste en que se debe hacer el cierre de mina anticipado,
30 años antes del cierre previsto… ¿quién lo paga?, ¿la empresa o Panamá?
Y las lógicas
consecuencias… varios reclamos ante tribunales internacionales, sumando decenas
de miles de millones de dólares de resarcimiento. Una oportunidad perdida,
40.000 personas que ponen en riesgo su empleo o ya lo perdieron, un impacto
negativo de casi 5% del PBI, caída de los ingresos tributarios y baja de la
calificación de la deuda panameña… menos crédito y más caro para el Estado y
los privados.
¿Qué es Cobre Panamá?
Y fuimos a
comunicar minería BIEN HECHA…
Minería BIEN HECHA, una oportunidad para Panamá…
Existe la tecnología,
la legislación y los mecanismos de control para hacer minería BIEN HECHA.
Podemos, debemos respetar el medio ambiente sin impedir el desarrollo económico.
Debemos generar la confianza para hacer minería socialmente sustentable.
Panamá puede
hacer minería BIEN HECHA, Panamá tiene una nueva oportunidad.
NOTA: Mi agradecimiento a Monodual por convocarme para esta nueva agenda de comunicación, y a Luz García, mi compañera de trabajo, que coordinó nuestra tarea en Panamá.
“Hemos decidido… implementar medidas para que quede la mayor cantidad de litio posible en la República Argentina para su industrialización para proyectos de agregado de valor” dijeron los gobernadores del litio en Argentina…
Jujuy es productora de carbonato de litio, y su gobernador está muy convencido… “Argentina produce litio y tiene que fabricar baterías de litio”.
¿Industrializar las materias primas?, nada lo impide…
Nos plantean la opción entre la producción y venta de materias primas frente a su industrialización. En vez de producir sólo carbonato de litio, sostienen que fabricar baterías es mejor… una falsa opción, y no siempre industrializar “agrega valor”. De todos modos, nada impide que cualquiera invierta en fabricar baterías de litio, comprando el carbonato al productor. Las materias primas están disponibles, cualquiera puede correr el riesgo, invertir y producir…
Parece que todos quieren fabricar baterías de litio… ¿vale
la pena? Veamos qué nos dice Santiago Dondo sobre el tema…
No hagamos fábricas de baterías
LA PRODUCCIÓN DE LITIO ES UNA GRAN OPORTUNIDAD PARA CAMBIAR LA ECONOMÍA DEL NOROESTE Y ENDEREZAR LA MACRO DEL PAÍS. PERO TODAVÍA ESTAMOS A TIEMPO DE ARRUINARLA. Por SANTIAGO J. DONDO - 12 de marzo de 2023
El litio puede cambiar la historia de varias provincias y de
la región del noroeste en general. La transición energética lo demanda, junto
al cobre y otros minerales, y el contexto mundial y regional abrió para
Argentina una enorme oportunidad. Hay expansiones y desarrollos en marcha, e
ilusiona el nivel de inversiones proyectadas. Es grandioso lo que puede
provocar esto en términos de desarrollo regional, nuevas empresas y empleo de
calidad (en definitiva, progreso y ciudadanía donde tanta falta hace). Todo
esto sin contar el enorme aporte que esta industria puede hacer, gracias a sus
exportaciones y generación de divisas, a estabilizar nuestra macroeconomía.
Para aprovechar esta oportunidad, debemos ser conscientes de que todavía
estamos a tiempo de arruinarla. Desplegar su potencial y hacerla realidad depende
de nosotros, y para eso hay cosas por hacer y otras por evitar.
Lo que debemos hacer es: ordenar la macroeconomía; trabajar en prevenir los cuellos de botella en infraestructura, proveedores, empleados capacitados; seguir mejorando en transparencia alrededor de este desarrollo; fortalecer capacidades de control ambiental y asegurar los beneficios para la sociedad, y sobre todo, para las comunidades de la zona.
Lo que debemos evitar son los tiros de los cazadores que, en
nuestra querida jungla, siempre acechan a los pocos animales que se mueven o
toman impulso. Entre esos tiros, uno es el aspecto tributario, y el otro es el
reclamo por “agregado de valor”.
Para aprovechar esta oportunidad, debemos ser conscientes de
que todavía estamos a tiempo de arruinarla. Hay cosas por hacer y otras por
evitar.
Respecto a la tributación, es indiscutible el derecho del
Estado a recibir un ingreso justo por el aprovechamiento de recursos públicos,
pero debería evitarse que los nuevos tributos o instrumentos para-fiscales sean
creados sin coordinación entre Nación y provincias (la carga tributaria es una
sola, a los ojos del inversor). Debería evitarse recaudar pensando en el corto
plazo, o sin medir el impacto sobre la inversión futura (buscar esquemas
progresivos). La discusión de ingresos al Estado debería incluir la variable
del destino, y los mecanismos de rendición de cuentas de esos fondos
adicionales. Es probable que sea tarde ya para evitar algunos de estos riesgos,
porque mientras escribo esto las provincias avanzan cada vez más fuerte. Como
ya acostumbramos decir: “Ojalá salga lo menos peor” o “que sea sin desgracia”.
La proclama de “agregar valor” (industrializar y no exportar
materia prima) está presente en el debate público. A este riesgo lo podríamos
llamar “almorzarnos la cena”. O, como dice un amigo cordobés, obviamente con
más gracia: “Quieren comer los chorizos y todavía no parió la chancha”.
Primera respuesta, que para muchos será noticia: Argentina
no exporta litio, sino subproductos de este metal que tienen mucho valor
agregado. Del salar se extrae salmuera, que contiene entre 100 a 1.200 partes
por millón (ppm) de litio, y lo que se produce y exporta no es esa salmuera,
sino carbonato de litio (o hidróxido de litio en un futuro), un producto
refinado con una concentración de litio de entre 150.000 y 190.000 ppm (es
decir: se alcanza una concentración en general de entre 500 a más de 1.000
veces de la que se extrae). Esta concentración y nivel de pureza se obtiene
mediante un proceso que incluye plantas industriales con tecnología avanzada,
ubicadas en la Puna. Síntesis: en Argentina ya existe la industrialización que
le agrega valor a la materia prima.
LA TRAMPA DE LAS FÁBRICAS DE BATERÍAS
Pero igual se insiste con que Argentina debe fabricar las baterías de litio. De esto habló nuestro presidente hace unos meses y escribió Oscar Parrilli hace unas semanas; la secretaria de Asuntos Estratégicos, Mercedes Marcó del Pont, dice estar desarrollando un proyecto sobre valor agregados del litio con las provincias, y los gobernadores también lo repiten.
¿Quién puede estar en contra de fabricar baterías en
Argentina? Por supuesto que nadie. También hay que celebrar los esfuerzos de
investigación de nuestros científicos, varios de ellos de talla mundial y cuyo
talento es un orgullo para el país. Incluso podría competir YPF en el negocio
de la producción de litio, como ya lo viene intentando hace varios años,
suponiendo que pueda hacerlo sin privilegios ni distorsiones.
El problema es que se habla de fabricar baterías desde un
idealismo (o ideología) que es voluntarista y peligroso. El litio no es la
llave maestra de la competitividad para fabricar baterías. Representa sólo
entre 8% y el 12% del costo, y en el 90% restante no sólo hay tecnología
compleja, sino también otros insumos y minerales críticos cuyo suministro es
hoy mucho más difícil de conseguir que el litio (como el cobalto, cuyo 70% se
produce en el Congo).
El litio no es la llave maestra de la competitividad para
fabricar baterías. Representa sólo entre 8% y el 12% del costo.
Imaginemos un inversor que se dedica a producir baterías y
le han comisionado que evalúe instalar una fábrica en el norte argentino. “Mi
principal preocupación ─diría este inversor– es: ¿puedo confiar en la
estabilidad jurídica y económica de este país para invertir miles de millones
de dólares en instalar un negocio de tanto volumen y margen chico?” Y se le
vienen a la cabeza las tantas crisis, el bajo respeto por la ley, los varios
cepos y varios dólares, y hasta la historia de la forestal Botnia. Piensa después:
“¿No será mejor, como hacen casi todos mis colegas, buscar una posición
geográfica más cerca de los grandes centros de consumo (China, Estados Unidos,
Europa, o al menos Brasil), y buscar más eficiencia en logística y costos?” Y
se le vienen a la cabeza los costos y riesgos laborales argentinos.
También se pregunta: “¿Cómo voy a garantizar mi
abastecimiento de cobalto, los nano materiales y otros insumos por los que
Occidente y China andan peleando por el mundo?” Y además de la dificultad
comercial, se le viene a la cabeza la restricción de importaciones. “¿Se
consolidará la producción de carbonato o hidróxido de litio en Argentina, como
para alcanzar un volumen que pueda abastecer a una mega-factoría?” Y se le
viene a la cabeza que una mega factoría como la de Tesla en Nevada precisaría
más de 100.000 toneladas de carbonato de litio por año, mientras que las dos
minas productivas de Argentina no llegaron a 40.000 toneladas en 2022.
Entonces aparece un argentino para alentarlo: “Hay más de 30, o casi 40 proyectos de litio. ¡Multiplicaremos nuestra producción por diez en menos de diez años!”. Pero el inversor sabe que de los anuncios viven los medios, los políticos y los mercados de valores donde cotizan las mineras. Entonces lo más sensato y prudente, por muchas razones, es aplicarle a tanto anuncio la respuesta del truco: “Los quiero ver en mesa”. Entonces contesta: “Si eso se concreta, sería positivo, porque al menos podríamos negociar un precio razonable para la provisión de carbonato o hidróxido de litio”. “Pero además ─agrega el argentino entusiasta─ el Estado va a regular este tema del litio, porque es estratégico. Van a limitar su exportación, imponer cupos de venta local a las empresas, quizás fijar precios o preferencias. Un Estado presente, para evitar una patria extractivista. ¡Todo eso te mejorará el precio y la facilidad de acceso al carbonato o hidróxido de litio!” Y el inversor, entonces, abrirá grandes sus ojos y se irá a evaluar otros lugares, pensando que si así tratan a los productores mineros, si algún día llegara a fabricar baterías me obligarán a fabricar autos eléctricos, o venderlas a precio regulado.
MODELO AUSTRALIANO O MODELO BOLIVIANO
En Bolivia, Evo Morales convenció a todos de que “no se llevarán nuestro litio si no es en unauto eléctrico boliviano”. Resultado: Bolivia no produce litio a nivel comercial a pesar de tener el salar más grande del mundo. Incluso en Chile, que hoy produce cerca del triple de litio que Argentina, las inversiones en desarrollos nuevos no avanzan porque la discusión del rol estatal, el esquema impositivo y los mecanismos para empujar la producción local de baterías, que llevan años, generaron incertidumbre. Hay que entender que el interés inversor en Argentina se explica porque, a pesar de los problemas macroeconómicos, el país no avanzó (al menos todavía) en imitar los modelos de estos vecinos del famoso triángulo.
Australia produce más de la mitad del litio del mundo, y más
del 90% lo exporta a China, en ocasiones incluso con menos valor agregado que
en Argentina. Con reglas de libre mercado, impulsan la producción para
aprovechar la ventana de oportunidad (la tecnología en torno al uso del litio avanza
a gran velocidad y nadie puede asegurar hasta cuándo se sostendrán estos
niveles de demanda y precios). Invierten en tecnología para abaratar los costos
de producir litio de roca (logrando que sea cada vez más competitivo con el de
salares). Y para agregar valor, se focalizan en desarrollar su sector de
proveedores a la minería (METS: mining equipment, technology and services), que
hoy ya emparda en tamaño al propio sector minero australiano, exporta por
27.000 millones de dólares, invierte 1.000 millones por año en investigación y
desarrollo, y motoriza la industria nacional de manera formidable: son cerca de
5.000 empresas, casi todas australianas y 60% pequeñas o medianas.
Australia produce más de la mitad del litio del mundo, en ocasiones incluso con menos valor agregado que en Argentina.
¿Cuál es el peligro de soñar con fabricar baterías? Primero:
que no hablan los fabricantes de baterías, sino los políticos. Los inversores
mineros conocen los casos de Bolivia, Chile y México. Al escuchar a los políticos
que hablan de esto en Argentina, incorporan a su análisis el riesgo de
estatismo, interferencias, restricciones en precios o exportaciones, y todo eso
desalienta la inversión. El segundo riesgo es que esos discursos van generando
expectativa en la ciudadanía, y sobre todo en las regiones mineras, y la
frustración de esa expectativa echaría más leña al fuego del conflicto que
aqueja a la industria minera. El tercero: la energía y tiempo que se gasta en
esto deja de emplearse donde realmente hace falta, que es en impulsar más la
producción, acompañar con infraestructura, y apoyar la creación y el desarrollo
de proveedores. Todo eso sí generaría un desarrollo regional inédito. Modelo
Australia.
Nacionalizar, forzar la industrialización, apelar a la soberanía
para todo, crear más empresas estatales (cajas negras), y creer que desde el
Estado se generan los negocios, es parte de la propuesta kirchnerista (un
“Estado presente” donde no ayuda, y ausente donde se lo necesita). Nosotros
creemos en la iniciativa privada.
¿Qué es el “valor agregado”?
El concepto de “valor agregado” se refiere al valor
económico que gana un bien cuando es modificado en el marco del proceso
productivo, es el valor económico que el proceso de producción le suma a un
bien. Desde el punto de vista contable, el “valor agregado” es la diferencia
que existe entre el costo de producción y el precio de mercado. Se calcula como
la diferencia entre el valor final del producto y la suma de los costos de los
factores de producción, insumos, remuneraciones, servicios, amortizaciones,
consumo de capital fijo e impuestos directos.
La definición de “valor agregado” no diferencia el tipo de
producción, ni contempla la ausencia de determinado proceso industrial, ni
nivel alguno de terminación del producto…
Valor agregado en minería
A partir de una idea de exploración, si la naturaleza nos
sonríe, y si todo sale bien, luego de invertir tiempo, conocimiento y dinero, se
logra convertir un recurso natural poco conocido, con una ubicación y tamaño indeterminados,
en reservas económicamente aprovechables… en una materia prima de uso industrial.
Ahora SI tenemos un yacimiento… se ha agregado valor… y eso que todavía no se
ha vendido nada.
Recién cuando comience la producción y venta del producto,
se puede calcular el “valor agregado” generado durante años de investigación, trabajo
e inversión.
Con minería, creando “valor agregado” desde la prospección…
Aplicando conocimiento, tiempo y dinero, la minería convierte recursos, de calidad, tamaño y ubicación desconocidos, en insumos de importancia industrial. Un proceso que empieza con una idea de exploración hasta llegar al desarrollo del proceso y de la mina. De esa forma la minería crea “valor agregado”, que recién se va a realizar plenamente cuando la mina entre en producción, generando trabajo, actividad económica y recursos tributarios.
Y si alguien desea arriesgar su tiempo y dinero en agregar
más valor a los productos mineros, bienvenido… que corra el riesgo y cree otra
industria…
La minería metalífera está virtualmente prohibida en MENDOZA desde el 2007, cuando fue aprobada la ley 7722, que impide la minería metalífera con el falso argumento de defender el agua. Es una ley claramente diseñada para impedir la minería.
Malargüe, un departamento al sur de la provincia, nació a mediados del siglo XX impulsado por la actividad minera y petrolera... y se resiste a que el resto de MENDOZA le impida desarrollar su vocación minera. MALARGÜE quiere minería, quiere crecer, progresar y emplear a su gente haciendo minería BIEN HECHA, y lucha por eso.
Humala nos da un ejemplo de discurso
demagógico, y no es el primer político, ni el último, en querer gravar las
“ganancias extraordinarias” de la minería… o al menos en tratar de conseguir
votos al proponerlo.
Cuando sube el precio de los metales…
El precio de los metales responde a
variaciones cíclicas, y desde hace 20 años estamos en suba. Cuando los precios
se incrementan, es muy tentador para funcionarios de gobierno y políticos
apoderarse de parte de esas “ganancias extraordinarias”. Hasta suena justo y
razonable, es “políticamente correcto”… una buena oportunidad para agrandar la
caja pública; todo un botín para aprovechar. Los defensores del fisco no
advierten que el incremento impositivo en minería se traslada directamente a
los costos y eso tiene consecuencias, desde achicar los yacimientos, afectar la
sustentabilidad social y ambiental de la actividad minera, y reducir las
inversiones, llegando incluso a expulsarlas del país.
Algunos países lo hicieron… El caso
del ECUADOR
Recordemos la frase de Rafael Correa del 2014: “…tenemos los mejores contratos del mundo minero, tan buenos que
nadie nos vino, eso hay que revisar”.
Sin embargo, desde el 2009 Ecuador
tuvo vigente un tributo a los ingresos extraordinarios de la minería, en
función de la variación de precio de los metales. En abril del 2018, la Ministra de Minería Rebeca Illescas, afirmó que la norma no generó ingresos para el
fisco… “Es un tema que responde más a
una cuestión de marketing en la minería que a un tema económico” … “No tenemos
el impacto fiscal de este impuesto. En el Ecuador es cero… nos causa más ruido
que beneficio”. Finalmente, la norma fue derogada a fines del 2018 durante la gestión de Lenín Moreno.
La amenaza de incrementar impuestos,
ante los “ingresos extraordinarios” de las mineras, sigue vigente en varios
países de Latinoamérica, y hasta el mismo Ecuador no está exento de volver a
intentarlo.
Impuestos y tributos que ya son
móviles
De hecho, tanto regalías como
cualquier tipo de tributo directo a las ventas son móviles, pues se incrementan
en valor absoluto cuando suben los precios de los metales, al igual que los
calculados sobre ganancias. Aunque las alícuotas sean fijas, no significa que
el Estado deje de beneficiarse con los mayores precios. Y más aún en el caso de
los tributos calculados en base a ganancias, ya que, a costo constante, la suba
de precios se refleja en un ascenso de la percepción tributaria, y no sólo en
forma absoluta, sino también porcentual. Pero los amantes del fisco quieren
más... quieren tasas progresivas: a mayor precio, más tasa.
Si suben los precios, ¿todo es
“ganancia extraordinaria”?… NO, también sube la inversión en sustentabilidad
ambiental y social
Ante
la suba de precios y debido a esas nuevas inversiones, las “ganancias
extraordinarias” de las empresas no necesariamente se traducen en mayor
rentabilidad. Gran parte de esos nuevos recursos se vuelcan en mejor calidad
ambiental de la operación minera, incluyendo el desarrollo de exigentes planes
de cierre, y en más trabajo junto a las comunidades en el área de influencia de
los proyectos. Así se establecen nuevos estándares ambientales y sociales que
se incorporan al concepto de MINERÍA BIEN HECHA. Son mejoras de las que no se
puede volver, generando una minería cada vez mejor hecha.
¿Mejor
calidad ambiental y social o más impuestos?
La
posibilidad de cobrar impuestos a las “ganancias extraordinarias” es tentadora.
Pero sabemos que gran parte de esos recursos se han volcado y se seguirán
invirtiendo en mejorar la calidad ambiental y social de minas y proyectos. Hay
que elegir…
Los huevos en distinta canasta
Diversificar es sano y necesario en
toda cartera de inversión, y es esencial en una empresa minera. La minería debe
asumir los riesgos propios de la exploración, por las variaciones de precio,
legales, impositivos y hasta que la naturaleza no nos sonría. La empresa minera
debe armar su cartera con proyectos de diverso grado de avance, en variados
ambientes geológicos, y hasta sujetos a diferentes legislaciones, para reducir
el riesgo. Si se le pone un techo al éxito, disminuye notablemente la capacidad
para financiar los inevitables fracasos…
Gracias a las “ganancias
extraordinarias” de un proyecto exitoso, una mina en producción, la empresa
minera puede financiar más “fracasos exploratorios”, aumentando la posibilidad de
encontrar un nuevo proyecto exitoso y convertirlo en otra mina.
Con aumento de impuestos, o una tasa
progresiva que capture las “ganancias extraordinarias”, la minería tendrá menos
recursos para exploración, bajando la probabilidad de éxito, o directamente
escapará de esa legislación impositiva, yéndose del país para invertir en otro.
¿Cómo es un yacimiento?
La ubicación, cantidad y calidad del mineral de un yacimiento lo dispone la naturaleza. La tarea de una empresa minera en la exploración, es averiguarlo al menor costo posible, a fin de elaborar la factibilidad técnica y económica de extracción, procesamiento y transporte. El objetivo es determinar la ubicación, calidad y cantidad de roca con mineral, definida como tonelaje y ley, siendo la ley el contenido de metal y se expresa como proporción en peso. Sin embargo, la distribución del metal en la roca no es uniforme, la ley es inversamente proporcional al tonelaje. Todo yacimiento tiene un pequeño sector muy enriquecido, aumentando el tonelaje a medida que disminuye la ley, con mayores cantidades de roca más pobre en metal.
¿Cómo se arma el negocio minero?
Conocido el yacimiento y siendo
factible su puesta en producción, el inversor establece la rentabilidad que necesita
obtener de su inversión, calculada a partir de la renta de inversiones
alternativas seguras, más los plus que compensen el riesgo propio de la
operación minera. A partir de estos valores y en función de los costos, se
establece la cantidad de mineral que va a ser extraído y los años de vida del
yacimiento, determinando la ley de cabeza, que es la ley del mineral que
ingresa a planta de concentración. La planta se diseña para un rango acotado de
leyes, y es alimentada mezclando mineral de alta ley con mayor cantidad de
mineral de baja ley. Existen límites técnicos y económicos a las variaciones de
la ley de cabeza, por encima de cierto valor, el proyecto no cubre los costos
fijos; por debajo de cierto valor, aumentan exponencialmente los costos
directos, haciendo inviable el proyecto.
¿Y si suben los impuestos?
Cuando el inversor percibe que el
marco impositivo puede variar por decisiones administrativas o por eventuales
cambios legislativos, exige a los proyectos una mayor rentabilidad para cubrir
el riesgo. Si el proyecto ya está en producción, y ante un incremento impositivo,
la empresa tiende a mantener la rentabilidad prevista. En ambos casos, tanto
sea para aumentar la rentabilidad ante mayor riesgo, o para mantenerla ante la
suba de costos, se incrementa la ley de cabeza.
El aumento de la ley de cabeza
significa que menos mineral de baja ley será ingresado a planta. En la
práctica, se extraerá menos volumen de roca y se acorta la vida del yacimiento,
pues los sectores más pobres en mineral dejarán de ser aprovechados, llegando
incluso a convertir en inviable el proyecto, al achicarlo demasiado y no cubrir
los costos fijos. Con aumento de impuestos, los proyectos marginales quedan
fuera de juego, y no se van a convertir en trabajo y producción.
¿Achicar un yacimiento para tener
mayor rentabilidad?... SI, es posible, vemos el ejemplo de Quimsacocha en
Ecuador.
Tan sólo como ejemplo,
tomamos el cálculo económico del proyecto Quimsacocha, actualmente denominado Loma
Larga (Azuay, Ecuador), según un informe del 2006. Las cifras del proyecto, si
bien no están actualizadas, nos dan una buena idea comparativa de ambas
posibilidades de extracción para ese momento.
Del informe IAMGOLD’S QUIMSACOCHA PRELIMINARY ASSESSMENT AND OPERATIONS UPDATE se concluye que el proyecto subterráneo extraerá el 52,7% de la roca con
mineral, casi el 64% de Au-Ag y el 61% del Cu a lo largo de 7,4 años, un año
menos de vida que la del proyecto a cielo abierto, sacrificando más del 35% de
las reservas de mineral. A pesar que el VAN es sensiblemente inferior, la TIR
del proyecto subterráneo es un 13,9% mayor (16,4 vs. 14,4) y requiere sólo el
52% de la inversión que el proyecto a cielo abierto.
Si, en Quimsacocha, al sacrificar reservas de baja ley
se aumenta la rentabilidad, acortando la vida del yacimiento… dejando sin
extraer más del 35% del Au, Ag y Cu, que nunca será aprovechado.
Subir impuestos es destruir mineral…
Un incremento de impuestos se paga con
la destrucción de mineral, acortando la vida del yacimiento. La expresión
“destrucción de mineral” no es una metáfora, el mineral de baja ley no extraído,
el que ya no entrará a planta al aumentar la ley de cabeza, no podrá ser
aprovechado nunca más, pues eso sólo es posible mezclándolo con el mineral de
mayor ley, que si será extraído. Y el yacimiento se achicó… o cayó de marginal,
y no va a ponerse en producción.
La percepción de inseguridad jurídica
o el incremento de impuestos en minería, se paga perdiendo proyectos, con menos
años de vida de las minas, menos años de salarios, bienes, servicios e
impuestos. Se paga con pérdida de actividad económica futura.
Más impuestos es un mal negocio para
todos…
Más impuestos a la minería se paga con
menos inversión en exploración y ahuyentando inversiones. Se paga con
destrucción de mineral, acortando la vida de los yacimientos, menos años de
salarios, bienes, servicios e impuestos... eso es pérdida de actividad económica
futura... es destrucción de mineral... es destrucción de valor. Y se paga con menos
recursos para mejorar la calidad ambiental y social de minas y proyectos.
Con más impuestos pierden las empresas…
pierde el Estado... pierde la gente y el medio ambiente...
Falta hacer una pregunta: Bajando impuestos,
¿ganan todos?...
Una "mina" de oro no se le niega a nadie…
En octubre del 2019, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anuncio que adjudicará una mina de oro a cada gobernación para incrementar los recursos a las administraciones regionales y así financiar sus presupuestos.
"He aprobado entregar una mina de oro en pleno proceso productivo, en capacidad productiva, en cada gobernación para la producción de recursos en divisas convertibles para nuestro pueblo", informó el mandatario.
¿Habrá sido este el mecanismo para que el gobernador de la Provincia de Lara acceda a una mina de oro en Bolivar?... una mina de la que se siente muy orgulloso. ¿Esas son las “minas” que les entregó Maduro? Si es así, esas minas en Venezuela son legales.
¿Te acordás de la mina de oro Las Cristinas?...
Las Cristinas era una interesante mina de oro ubicado en el estado de Bolivar. La mina estaba bajo el control de la empresa minera Crystallex International Corp. A fines del 2008, el Estado venezolano decidió asumir el control de la mina de oro, con una reserva estimada de 16,9 millones de onzas.
La estatización de la mina forma parte de la política de nacionalización de sectores estratégicos emprendida por el presidente Hugo Chávez. Ya para el año 2008, el estado venezolano se había hecho con el control del sector petrolero, siderúrgico, cementero, de telecomunicaciones y eléctrico... Y fue por la minería.
Luego de unos años de negociaciones, el proceso de nacionalización terminó con la mina en manos del Estado y dejó a Crystallex realizando demandas ante cortesinternacionales.
El "modelo" minero de Venezuela
En cualquier otro país de nuestra Latinoamérica, la minería que se hace en Venezuela sería calificada de ILEGAL. Minería precaria, con gente trabajando en condiciones infrahumanas, e incluso con mano de obra infantil, utilizando “tecnología” de hace más de 200 años.
Una minería controlada por mafias armadas con anuencia, complicidad y hasta participación del Estado y sus funcionarios. Una minería que destruye el medio ambiente y a las comunidades. Una minería que financia a grupos guerrilleros.
Y aunque no lo podamos creer, en Venezuela esa minería es LEGAL. Hay un gobernador que entusiasmado te lo explica en un video, e incluso te dice que con esa minería se construye la VENEZUELA POTENCIA.
¿POR QUÉ MINERÍA?, porque la MINERÍA BIEN HECHA es una importante herramienta de desarrollo, pero un desarrollo en sentido amplio, con cuidado del medio ambiente y participación de la comunidad. Y lo debemos comunicar...
Deseo compartir publicaciones, artículos y opiniones sobre la minería en ARGENTINA y LATINOAMÉRICA.
Soy geólogo, y trabajo en exploración minera desde hace más de 30 años, ahora me dedico a comunicar minería de una manera diferente... otra forma de comunicar.
El discurso antiminero impacta en las comunidades vecinas y hasta en nuestros recursos humanos. Hasta los que trabajan en los proyectos, lo hacen con vergüenza, sin conocimiento de la actividad, sin orgullo de su tarea, casi sintiéndose culpables. Mal podemos intentar hacer socialmente sustentable a la minería, si nuestro personal no está convencido, no conoce, duda y no se siente orgulloso del valor social de su trabajo.
Es hora de empezar a trabajar sobre la percepción de la minería, debemos comunicar, instruir y aclarar, para dar sustento social local a la actividad y motivar a nuestros recursos humanos, dándoles argumentos para defender con convicción su fuente de trabajo.
CONDUCIR LA PERCEPCIÓN QUE NUESTRO RECURSO HUMANO Y COMUNIDAD VECINA TIENEN DE LA MINERÍA, ES AGREGAR VALOR A NUESTRO PROYECTO
Juntos podemos desarrollar nuevas herramientas de comunicación para tu proyecto u organización: martincarotti@gmail.com